Día 18: “Un sacerdote por las calles”



5 de junio de 1841.
El arzobispo de Turín extiende las manos sobre la frente de Juan Bosco arrodillado a sus pies. Invoca al Espíritu Santo para que venga y lo consagre para siempre. Cuando se levanta, ya es sacerdote, es Don Bosco.

Su primera Misa la celebra en el altar del Ángel de la Guarda. Declara así que quiere llegar a ser un ángel que custiodiará, ayudará y dará fuerza a todos los muchachos que encuentre. La segunda Misa la celebra en el altar de la Virgen en el gran santuario de Turín llamado de la Consolata. Alzando los ojos, ve a la Señora esplendente como el sol que le llamó a los nueve años y que le ha ido conduciendo hasta aquí.

El jueves es la fiesta del Cuerpo del Señor: Don Bosco dice su primera Misa en Castelnuovo. Luego va a su casa de Los Becchi.
Don Bosco, veintiséis años, está en el patio delante de su pobrisima casita. A su lado está Mamá Margarita, cincuenta y tres años.
A su alrededor está el campo verde que le ha visto crecer, jugar, recorrer sus senderos en busca de nidos, o con los libros bajo el brazo yendo a la escuela.

Lento, como todos los diálogos de los campesinos, se desarrolla el diálogo entre Don Bosco y su madre:
-Ya eres sacerdote. ¿Qué piensas hacer?

-Yo creo, mamá, que los muchachos desbandados vistos en el sueño no están entre estas colinas, sino que me esperan en la ciudad. Iré a Turín a trabajar como sacerdote.
-La ciudad puede ser difícil también para ti. Puede desbandarse un muchacho, pero puede desbandarse también un sacerdote joven. Ve a aconsejarte con don Cafasso. Siempre te ha dado buenos consejos.

Don Cafasso lo escucha. Luego le dice con calma:
-Tu sitio es Turín. Ven a vivir aquí, en el Colegio Eclesiástico. Y mientras tanto, vas por la ciudad, mira a tu alrededor. Dios te dirá lo que quiere de ti.

En el colegio, al lado de la iglesia de San Francisco de Asís, viven 45 sacerdotes jóvenes, que se preparan durante dos años a ser apóstoles en la ciudad de Turín. Desde los primeros días, Don Bosco va por la ciudad. Quiere hacerse una idea de los jóvenes.
Queda desconcertado. Las periferias, los suburbios, son zonas de explotaciones y de miseria. Adolescentes vagabundean desocupados por las calles, pendencieros, blasfemos, dispuestos a intentar cualquier aventura para abrirse camino en la vida.

Al lado del mercado general de la ciudad, descubre un verdadero mercado de brazos jóvenes: en una zona de Puerta Palazzo encuentra un hervidero de merceros ambulantes, vendedores de fósforos, limpiabotas, barrenderos, mozos de cuadra, distribuidores de folletos, criados de los negociantes en el mercado, todos pobres muchachos que vivían al día, buscando algún oficio, con tal de poder seguir viviendo



Don Bosco comienza a decir Misa.
¿Qué es la Misa? ¿Por qué el sacerdote la dice y los cristianos van a participar?
Porque la Misa es Jesús que muere y resucita por nosotros. Nosotros juntamente con el sacerdote lo ofrecemos a Dios nuestro Padre
. Es el regalo más precioso, que podemos hacer a Dios; le ofrecemos el amor de Jesús que muere por nosotros. Y por este amor que muere, le pedimos que tenga piedad de nosotros, que nos perdone, que nos salve.

¿Tú vas a Misa? ¿Ofreces a Jesús a Dios junto con el sacerdote?
¿Tienes la certeza de que en aquel momento, por amor de Jesús, Dios te escucha?


Oh Padre y maestro de la juventud, San Juan Bosco,
que tanto trabajaste por la salvación de las almas,
sé nuestro guía en buscar nuestra salvación
y la salvación del prójimo.

Ayúdanos a vencer las pasiones
y cuidar el respeto humano.

Enséñanos a amar a Jesús Sacramentado,
a María Santísima Auxiliadora y a la Iglesia.

Alcánzanos de Dios una santa muerte
para que podamos encontrarnos juntos en el cielo.
Amén.