Día 7: “Comenzar a trabajar”



La mamá trabaja, y los hijos echan una mano según sus posibilidades. La familia Bosco es pobre. Entre las pocas casas de Los Becchi, la de Bosco es la más pobre de todas: una construcción de un piso que sirve de habitación, pajar y establo. En la cocina hay sacos de maíz y detrás de una pared sutil. rumian dos vacas.

Juan tiene cuatro años cuando su madre le entrega las primeras tres o cuatro varas de cáñamo maceradas para deshilarlas. Un trabajo de poca cosa, pero un trabajo.
Comienza de esta manera a dar su pequeña aportación a la familia, que vive del trabajo de todos.

Juan tiene cinco años y José siete cuando Margarita los manda a pastorear una pequeña manada de pavos. Mientras los animales cazan grillos, los hermanos juegan, corren, trepan a los árboles. Pero no dejan de cuidar los pavos, porque la mamá les ha dicho: "Es un trabajo. Debéis hacerlo bien".


Un saco en el seto

Un día, interrumpiendo el juego y contando con los dedos, José grita que falta un pavo. Buscan afanosamente. Nada. Un pavo es algo importante, no puede desaparecer así. Dan vueltas alrededor de un seto, y Juan ve a un hombre. Piensa de golpe: Lo ha robado él .

Llama a José y se acerca resuelto:
-Devuélvanos el pavo.

El forastero los mira admirado:
-¿Un pavo? ¿Y quién lo ha visto?
-Lo ha robado usted. Sáquelo. De lo contrario gritaremos "al ladrón" y acabarán con usted a palos.

Dos niños se puede hacer que huyan con cuatro azotes. Pero la resolución de aquellos dos lo pone en mala situación. Hay campesinos que trabajan cerca, y si se ponen a gritar, puede suceder de todo. Va a sacar del seto un saco y deja suelto al pavo.

-Sólo quería gastarons una broma.
-No es una broma de un caballero – responden los pequeños mientras él se va.

Por la noche, como siempre, dan cuenta a la mamá.

-Habéis corrido un peligro.

-Y, ¿por qué?
-Ante todo, no estábais seguros de que fuese él

-Pero no había nadie más por allí cerca
-Esto no basta para llamar a uno ladrón. Y, además vosotros sois pequeños, y él un hombre. ¿Y si os hubiese hecho algíun daño?

-¿Entonces debíamos dejarnos robar el pavo?
-Tener valor no es malo. Pero mejor es perder un pavo que venir maltrechos para las fiestas.

-Uhm -murmura Juan pensativo- Será como dice usted, mamá. Pero era un pavo bien cebado.



Satisfacción por echar una mano

Entre los ocho y los nueve años, Juan comienza a participar más activamente en el trabajo de la familia, a compartir su vida dura y austera. Se trabaja de sol a sol, y el sol de verano se levanta pronto.

" Un hombre que duerme no pesca peces" , decía Margarita a los muchachos al despertarlos al amanecer.

Y tal vez Juanito, embelesado por el sueño, se habrá preguntado muchas veces donde estaban aquellos benditos peces. El desayuno de la mañana es puro y simple alimento: una rebanada de pan y agua fresca.

Juan aprende a cavar; a cortar la hierba, a manejar la podadera, a ordeñar las vacas. Un verdadero campesino.
Los viajes se hacen a pie. La diligencia pasa lejos, por el camino de Castelnuovo; y cuesta dinero.

Por la noche, yendo a dormir sobre el jergón de hojas de maíz, Juan siente la satisfacción profunda de formar parte activa de una familia que va adelante, que supera las dificultades, porque también él "echa una mano"

REFLEXION

Echar una mano a la familia. Es una tarea muy importante. Hay muchachos que reciben todo de su familia: la comida preparada, la cama hecha, los zapatos limpios, los platos lavados, los vestidos limpios y planchados…Hay muchachos, en cambio, que echan una mano en todo : para preparar la comida, para hacer la cama, para limpiarse los zapatos, para lavar los platos…

Los muchachos que echan una mano se fatigan más, pero se sienten más felices. Por se sienten en su casa .

Los muchachos quereciben todo se fatigan menos, pero se sienten menos felices. Porque se sienten como en un hotel . Crecen como pobres egoístas.

Tú, ¿cómo eres?



ORACION



Oh Padre y maestro de la juventud, San Juan Bosco,
que tanto trabajaste por la salvación de las almas,
sé nuestro guía en buscar nuestra salvación y la salvación del prójimo.

Ayúdanos a vencer las pasiones y cuidar el respeto humano.
Enséñanos a amar a Jesús Sacramentado,
a María Santísima Auxiliadora y a la Iglesia.

Alcánzanos de Dios una santa muerte
para que podamos encontrarnos juntos en el cielo.
Amén.