El Joven Cristiano Instruido




Dos son los ardides principales de que se vale el demonio para alejar a los jóvenes de la virtud. El primero consiste en persuadirles de que el servicio del Señor exige una vida melancólica y exenta de toda diversión y placer. No es así, queridos jóvenes.

Voy a indicaros un plan de vida cristiana que pueda manteneros alegres y contentos, haciéndoos conocer al mismo tiempo cuáles son las verdaderas diversiones y los verdaderos placeres, para que podáis exclamar con el santo profeta David: “Sirvamos al Señor con alegría”: Servite Domino in laetitia. Tal es el objeto de este devocionario; esto es, deciros cómo habéis de servir al Señor sin perder la alegría.

El otro ardid de que se vale el demonio para engañaros es haceros concebir una falsa esperanza de vida larga, persuadiéndoos de que tendréis tiempo de convertiros en la vejez o a la hora de la muerte.

¡Sabedlo, hijos míos, que así se han perdido infinidad de jóvenes!
 ¿Quién os asegura larga vida?

 ¿Podéis acaso hacer un pacto con la muerte para que os espere hasta una edad avanzada?


Acordaos de que la vida y la muerte están en manos de Dios, quien puede disponer de ellas como le plazca.